De las tardes y calles
húmedas y encharcadas
las gotas del río desbordado por la vereda en la que no te sumergiste
de las noches heladas, bulliciosas y estresantes
el deseo extenuante de verte partir con delicia hacia los extremos lúcidos de la sobriedad
de las canciones de odio, grito y mesura
las melodías regadas en la parte de atrás para no ser mas escuchadas, ni en pesadillas, ni en la radio
y de esa fabulosa cordura de la que constas
mi repulsión en zanjas de absurdos
ha llegado un limite del que los fines no pueden prescindir
no hay dirección, señalización, limites de velocidad,
ni niños cruzando la calle y padres que corran atrás de ellos
no hay avisos, ni secuencia de palabras en una de nuestras tristes conversaciones sobre nada que tenga algún tipo de relevancia dentro o fuera de nuestras vidas
el instante del que olvidé por completo el nombre de la hija de la segunda hermana, hija de la madre que se mecía en la hamaca mientras te cantaba canciones que no te harían mas que perderle gusto a la cotidianidad
perfecto hijodeputa del que me he hecho cómplice
engañosos prejuicios de los que me hice aliado
exterminio de ideas en campos de concentración devueltas en jabón para limpiar sesos
no me ha quedado mas que describir fenómenos abstractos
llenos de ira y repugnancia