Renuncio

Renuncio a que se claven agujetas entre la uña y la carne, que lleguen a mi garganta y hiervan para ser vomitadas por mis fosas nasales. Renuncio a esta no vocación de arruinar, a este teatro de lo absurdo diario que desemboca en la desgracia, en los cauces de esta fatalidad que se asemeja a la realidad y no a un sueño largo, a una tonta película de espanto, porque lo que mata no son las drogas si no el espanto. Renuncio a esta caída cíclica, a esta rueda que no termina de girar este mundo y no mundo surreal, superficial que tanto se te asemeja.
Despidanme entonces de la absoluta realidad de mantenerme vivo al borde de aquel abismo donde esperan los cadáveres con los sesos fulminados, de tanto martillar en la memoria. Despidanme de no saber afrontar la muerte estando vivo, de recoger con las manos tu paso, tu furia; aquella que pertence latente en los brazos de mi exterminio.
Estoy cual malabarista en la cuerda que se extiende por la llanura resguardada por la ausencia. Estoy cual extraterrestre buscando/esperando encontrar la galaxia no deseada, donde no hay augurio, donde no hay dolor; auxilienme del desvanecimiento. Renuncio nuevamente a la perdida, al yo no contar hasta el cinco ni hasta el diez, ni hasta el veinte, ni hasta el mil, ni conmigo, ni con nadie.
A la penumbra, a la esfera de la cual no tengo intenciones de llegar a la cima, a la derrota, a las banderas blancas, a la precoz vulnerabilidad, a la sosobra, a la capacidad de hacer gárgaras con mis intestinos cuando observo. El deseo permanente de aplicar sin voz ni voto, tu juicio, tu corte marcial, que encarcela la presencia de este ser y no ser, a las sombras proyectadas todas las noches en alta definición en lo onírico de la inconsciencia, a tu imagen holografía cada vez que viajo del sur al norte, de norte a sur; que me quedo, que no estoy y cuando estoy, fallezco, desvanezco, desaparezco. Renuncio a mi mismo, renuncio a este texto, renuncio a saber que esto es en vano
en vano
E                                         N
V                                         A                                       N                                  O

El Desahorcado


La noche que Raul Alfredo había decidido cambiar de vida para no volver a ser el mismo y no cometer los mismos errores (ahora nuevos errores) que lo habían llevado al borde del desquicie, se comprometió con primero cambiar de orden las cosas en su habitación, luego de eso, tomó un vaso con leche (dato irrelevante dentro del relato, parece más un diario que un cuento) luego volvió a su habitación y se dio cuenta de que se había regado el vaso (sobre el piso?) sobre la cama, su hermano menor se había subido a jugar y se tropezó, tenía que cambiar las sábanas, cuando las cambió se dio cuenta de que en ellas había manchas rojas (sangre seguramente, tantas veces intentaste matarte y no te salía bien el truquito) recordó entonces aquella vez en la había intentado armar una soga con papel higiénico para la revancha de su suicidio (con papel higiénico? qué marica) como no dio resultados se fue a la casa del vecino a pedir papel periódico (al menos) y tampoco funcionó, entonces decidió darse por vencido y cambiar de orden las cosas en su habitación (cierto por allí estábamos) luego de eso llevo la comida a su habitación y recordó de nuevo aquella vez que comía ensalada con tanto énfasis (drogado seguramente) le volvieron las ganas de… cogió por undécima vez el cuchillo de mesa y lo intentó, en serio lo intento pero… (Pero que inútil este tipo, es una vergüenza para nuestros modernistas) luego de eso subió a la habitación y decidió cambiar el orden de las cosas en su habitación (¡aaahhhh ¡) lo hizo de nuevo pero no funcionaba para dejar de recordar que… entonces cuando iba bajando las escaleras su madre le preguntó (ya sé ¿quieres comer?) ¿Quieres comer? y no, no soportaba la comida, ni el pollo, ni la carne, ni ensaladas, ni nada, entonces abrió la refrigeradora y vio un jugo de naranja (aquí vamos de nuevo) y recordó “El Manaba” el mejor lugar para tomar jugos de cualquier variedad (¿qué te pegan por hacerle publicidad?) por la piscina olímpica como le había dicho su padre; subió a su habitación esta vez la cama… subió por el techo y se colgó de su lámpara, se balanceo, dobló las piernas e intento como en aquel poema tocar el piso con las manos, imposible, solo en la poesía (¿en qué demonios estabas pensando?) cuando quiso bajar, cayó de cabeza, se golpeo tan fuerte (¿Qué al fin no volvió a recordar?) que recordó que tenía que cambiar de orden las cosas en su habitación.    

Dientes


I

Luces como el personaje principal de las fábulas donde existe el padrastro malvado y la madre sumisa, añoras aquellos años de libertad donde caminar era tu principal distracción/vocación de la cual todavía tengo un ligero recuerdo; allá en esas calles de ultratumba, falda jean, decía tu nombre y no volteabas.
Tienes tanta hambre de llevarte todo por delante y a veces, en silencio, sabes que son más sueños que realidades; que allá donde el sol se acuesta, hay otro mundo, al que decides darle la espalda, mientras mis brazos estallan cuando te escuchan.

II

No sostenemos la misma bandera en cuanto a gustos, en ocasiones con suerte proclamamos tregua y regresamos a nuestros inicios, conversamos y se torna intenso/polémico que vale parar un instante, antes que discutir, una broma mal formulada nos rescata. Tu arte, me sopla en la cara y mis mejillas se enfrían como en la noche que habías decidido ser mi novia. Tu arte es la medida que te eleva por los aires y el mío queda tan aislado, dios nos libre hablar de tú Klimt y mi Kandinsky.

III

Al otro lado del charco, está la poesía, la guitarra, los oleos, los lienzos, las canciones entonadas que cantabas en la oscuridad, los libros de filosofía jamas terminados, la música con sabor a juventud, tan lejos para no arruinarnos y tan distantes para compartir errores, logros y más errores. Disparates disparan tus labios todos los años, diciendo que esta vez saltaras el charco, que no te mojarás, que ya no le temes a nada, mientras mis brazos estallan cuando te escuchan.

Dionisia


     
I

Tu locura encanta, Dionisia, llevas en ti las fiestas dionisíacas, donde el vino, el RON y tequila nunca sobra, donde los niños caen rendidos en la explanada soleada de tu empeine, donde la música suena en alto volumen y pierdes con ella la calma y el desquicie te hace suya, a ratos mía, a ratos de ti misma.

Has perdido la blusa y ya no te importa, para nadar mejor, gritabas flotando sobre el Mar Egeo, ninfa, te llaman a invitarte a los bacanales, sin ti tanto pecado no tendría sentido, sin ti hubiésemos muerto de aburridos los seres que esperamos un balazo en la cabeza, sin ti muchos se habrían suicidado en masa antes de la hora, esperando el día que llegues, con una mano tapando la luna y en la otra el RON apuntando a Venus, allá de donde vienes y no deseas regresar.

II

A ratos, pirata, te tapas un ojo y haces una maroma para probar que no somos nada, que mandas, que ayer llorabas desconsolada en la habitación y hoy ningún hombre te conmueve, que finges no tener corazón y tienes uno, más valiente, más fuerte, más tierno que el de cualquier otro ser y que no puede ser consolado, que ocupa mucho espacio; no te han enamorado bien, ese es el problema. 

Quiero verte como ayer; el goce, es el ejemplo de que la felicidad se da por instantes y tu eres el presente ejemplo, vaciemos los bolsillos que esta noche no tiene amanecer, hagamos que dure por los siglos de los siglos, que al otro día, no vamos a seguir teniendo la sensación de haber estado vivos y que hoy somos cadáveres ambulantes en busca de comida.

III

Que la ciudad nos apesta, que lanzarse de espaldas desde un edificio tiene igual de sentido que un perro se orine en la calle, que somos seres entregados al vino y al hachís, que esperamos no abrir los ojos y quedarnos allí, en nuestras oníricas alucinaciones, separarnos de nuestros cuerpos, deseando ver las cosas siempre como queremos, alquilando una pieza en la lúdica inconsciencia que nos acoge y asemeja.


Cabizbajo

En lo alto de la alcoba
la soga en movimiento
un cuerpo balancea, sin pena ni gloria
órganos en desorden
no permiten la circulación
toco el piso con los dedos
y camino por debajo del tejado

Padre



Padre
Llego casi sin versos al poema
Llego sin llegar al poema

Qué insignificante la mediación entre nosotros para poder sentarnos a conversar, qué cansado me encuentro ahora después de haber librado una batalla yo vs yo; qué tan tarde me he dado cuenta para explorarte, padre, veo en ti a veces tanta pena, tanto dolor, tanto remordimiento, tanta fuerza, tanta perseverancia, quizás a ti te faltó una conversación CON mi abuelo pero para eso estoy yo, para poder ser mejores y para que cuando quieras también llorar, sepas que estoy allí.

Qué injusto el tiempo, la vida, el amor
Soy tu sangre y llevo en ti, los deseos, la lucha, el discurso, el lenguaje, la palabra.
Ahora perdidos entre los años de este triste siglo
Este siglo aberrante, reaccionario, decadente, quizás no muy diferente a otros      
No puedo heredar mejor riqueza que esa
Que la pasión
El dar todo por el todo
Jamás me arrepentiré de eso

Padre, a veces soy débil, nací con ciertos rasgos más perceptivos al dolor, sufro porque hay un especial gusto en ello, porque la felicidad me parece que es jodidamente inalcanzable y porque la pena la llevo sobre los hombros. Mírame, yo sé que en mí, te ves a ti. Hombre de lucha, dirigiste cientos y ahora me diriges a mí. 

Tengo miedo y al mismo tiempo hambre de comerme el mundo, a veces, no puedo dormir de la cantidad de ideas que tengo, voy caminando y pienso que las cosas grandes no llegan solas y que hoy es el día de poder dejarse de huevadas, por eso puedes estar seguro de que hiciste un buen trabajo, como padre, como amigo, como guía. Te felicito en tu día, papá.

Bandera Blanca

Cuando veo que se acerca un problema, voy hacía él.
Antonio Bodero

La razón desmaya ante susceptibilidades emocionales

he aparecido entre la aun descuartizada memoria, sin cabeza y extremidades
barriendo sangre derramada en esta batalla diaria en un camal sin direcciones
a la trinchera, me levanté temprano y llevé conmigo equipo ligero

dos banderas blancas desgarradas en la tarde que paso el tren y no te subiste a él

dos banderas blancas hechas de papel y un poema que jamás sabremos que dice


dos banderas blancas condecoradas de paz arrojadas al abismo
al que ninguno/losuno quiere asistir


a veces levantarse resulta tan despertante 
vienes de un túnel, abres los ojos y sigues allí
sobre todo cuando eres abatido por una larga noche que te mantiene entre la vida y la muerte
no obedeceré ordenes de nadie, esto va porque no aguanto más
siento que si no escribo muero y si no muero, si no muero.

esto cada vez se parece menos a un poema/poesía, qué los diferencia
tregua por las tardes de nubes soleadas
tregua por los viajes
tregua por los rollos nunca revelados
tregua por las velas
tregua por los juegos en el parque infantil
tregua por todo
para, si no escribo muero y si no muero, si no muero.

no tengo ataque preparado, ni estrategia, ni formación
solo la extraña presencia de palabras escritas de pluma a papel en medio de todo un alboroto
que inútil salir a las calles a buscar compañía, tan sola, fría, rígida, esta ciudad sin sentido
consciente puedo declararme de tanto dolor provocado pero el de hoy no es humano
el de mañana tampoco es humano
el del lunes tampoco es humano
el del martes tampoco es humano
el del miercoles tampoco es humano
el del jueves tampoco es humano
el del viernes tampoco es humano
el del sábado tampoco es humano
o quizás sea tan humano que por lo mismo, sucede.

esto cada vez se parece menos a un poema/poesía, qué los diferencia
no tengo correspondencia, no hay carta alguna y no existo ya entre el cosmos guardado en los diarios
eso quizás me da la libertad de publicar, mi escribir está presente todos los días
un sin números de versos desesperados y palabras y adjetivos en un cementerio al que nunca querrás entrar
seré el cantor, el que va por allí tocando la guitarra
nunca había a nadie deslumbrado tanto con el sonido de un par de acordes
con la pincelada a mano de los oleos
esa locura de ir de viaje al norte, solo para cumplir un cometido
las flores, un cuadro, una rosa, la rosa eras/eres tu.
quizás por qué

el tsunami lo vi venir, viene por nosotros
y podríamos encarar soberbios el presente como la tarde que un cataclismo amenazaba con inundar todo, huir como tantas veces lo planeamos y vivir en alguna isla
esa casa/playa que tantas veces construimos y volvimos a construir, las escaleras, la biblioteca, las habitaciones.
No espero respuesta
No espero respuesta
trato de convencerme de ello.
No espero respuesta
No espero respuesta

Para
no sé cual es el daño que provoco, me ha tocado recibir las dagas con la lengua
quemar el ultimo cigarrillo en mi oreja, hacer malabares con el corazón para que no se me salga por la boca, aprender a cruzar la calle bailando cada noche en mi cama, si, de un lado al otro, como un vals de nunca acabar.

estoy exhausto, espera un minuto
deja acostarme en el suelo, mirar el cielo y desvanecer
espera
solo un minuto
ven
te puedo sentir
recuerdo cuando cerraba los ojos
era para eso
para acostumbrarme a sentirte
respirarte
reencontrarnos
encontrarte en la oscuridad
en el silencio de tu paso
qué acto tan suicida
y al mismo tiempo, tan vivo.

Contaminada


Ya no puedes digerir mis palabras porque estás leyendo poesía, mujer, contaminada, has perdido el lenguaje y te queda eso sí, la venganza, te estoy bofeteando con un guante lleno de torturantes letras, capaces de partir las piedras, incendiar los cielos, inundar los desiertos, te estoy retando a que como Homero escribas, como Lorca, aquel gitano que todavía recuerda aquella tarde donde terminé tus versos mientras te hacía el amor, te estoy retando a que te veas tú misma hace 90 días, te estoy retando a examinarte, te estoy retando a ser un ente capaz de en este mismo instante, responder con versos este mamarracho, te estoy retando a que me lo digas, pero no, sabemos todos que no será; te han secuestrado, vigilantes fieles del no pensamiento; quememos las puertas, las ventanas por donde entra tu oxigeno, veneno que tu cuerpo exhala, lancemos por la borda tu cama, donde está tatuado mi cuerpo, donde las sábanas por más que se laven siguen teniendo un ligero aroma al perfume barato que tanto te gustaba, tendrás que adquirir muebles nuevos, estoy en cada centímetro y te acuestas y te recuestas y te levantas y te vuelves a acostar y sabes que un cuerpo estuvo allí, en tu lecho, las más imposibles posiciones, mi lado, tu lado, nos confundimos, somos masa, somos piel; ese disco que sonaba por quinta vez y la luz amarilla brindaba una atmósfera tenue, densa, una atmósfera con sabor a película porque éramos protagonistas de nuestros filmes de proyecciones en la pared. El penetrante olor a incienso, la naranja exprimida por tu mano palpitante, firme al momento de empuñar el placer, el chocolate regado por los muslos, yo era un cacaotero en busca del santo grial en la blancura de tu campo, bebí de tu seno, pechos, que reclaman justicia hoy al ser maltratados, estrujados

y ya no hay hombre que te escriba, si animales que te huelen el trasero y reclaman atención, 
y ya no hay hombre que te haga temblar de pasión, si animales que te saquen risas fáciles 
y ya no hay hombre que te soporte, si animales que se irán y vendrán 
y ya no hay hombre que te discuta, si animales que estarán de acuerdo 
y ya no hay hombre confundido, si animales con certeza 
y ya no hay hombre que te cante, si animales que aúllan y caminan en círculos esperando las sobras de los hombres 
y ya no hay hombre de verdades, si animales y bestias esperando algún día convertirse en hombres. 

Esta guerra se combate en las calles

Escucho una botella de plástico siendo retorcida para luego ser reciclada, encuentro en ese sonido un especial parecido al que se provoca cuando las personas, corruptas, finalmente lastiman a otras, dando paso a una guerra civil.


Yo y tú (la primera persona se reserva el derecho de admisión)


En una guerra


En el peor de los inventos de la humanidad


Tú y yo


En las trincheras desde donde apuntamos con flechas y lanzas a las llagas todavía húmedas, para que no puedan sino solo delirar.


Donde las armas son las palabras y las tildes sirven de impulso para acabar con cualquier intento de paz.


Advierte al menos, donde en el suelo se encuentran las minas, qué será bombardeado, cuanta radiación dejará desde hoy hasta después de décadas y por qué no, siglos; si voy a tener mudarme al sur para que no me alcance la nube color verde y viajar hacía Lima o Santiago para buscar refugio; si voy a tener que correr ahora descalzo y desnudo antes de que el sol aparezca y atraviese las persianas que guardan sombras y penumbra por las esquinas, en la textura del librero, de las sabanas y de la puerta que aun sigue abierta, que yace dividiendo éste, con el otro mundo, un poco más perverso, más malvado y al mismo tiempo más acogedor.   



No seas mas


No seas mas, heredera de los dogmas maternos que tanto te inculcaron en la sombra de tu niñez y que hoy se proyectan como cintas en salas de lujo y confort.

                        No eras otra sangre

                                   Eres sangre heredada

                                           Sangre compartida del mar mediterráneo

Ruega ser libre, para así no cargar con toda la pena de años acumulados de temblor y temor, de todo el desquicie guardado en cada cabello a la hora de la jaqueca, de la ilustre soledad que permanece haciendo chistes y acrobacias frente a ti, entreteniéndote, “ocupando la cabeza en algo” (como aquella mentira que tanto escuchamos y que de cierto no tiene nada pero parece bastante lógico y sencillo) mintiéndonos, engañándonos y no intentamos zarpar, sabiendo aun que estás siendo burlada por tus propios tripulantes. 

Vulnerada en todos tus hechizos descubres que no hay mejor trato que la indiferencia.