No seas mas,
heredera de los dogmas maternos que tanto te inculcaron en la sombra de tu
niñez y que hoy se proyectan como cintas en salas de lujo y confort.
No eras otra
sangre
Eres sangre
heredada
Sangre
compartida del mar mediterráneo
Ruega ser
libre, para así no cargar con toda la pena de años acumulados de temblor y
temor, de todo el desquicie guardado en cada cabello a la hora de la jaqueca,
de la ilustre soledad que permanece haciendo chistes y acrobacias frente a ti, entreteniéndote,
“ocupando la cabeza en algo” (como aquella mentira que tanto escuchamos y que
de cierto no tiene nada pero parece bastante lógico y sencillo) mintiéndonos, engañándonos
y no intentamos zarpar, sabiendo aun que estás siendo burlada por tus propios
tripulantes.
Vulnerada en todos tus hechizos descubres que no hay mejor trato que
la indiferencia.
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