Que con tus labios abriste paso al Tamesis en el omoplato izquierdo de la pena
y saciaste en vano tu cuerpo a cambio de cuerpo
no respondas al aullido de los árboles meciéndose en tus párpados
nunca sembraron esperanza en tu rostro
siempre proclamaron en alto vuelo, la cabeza inocente creadora de torturas
preguntarás de donde viene el cauce
de donde se sostienen los obeliscos a punto de agujerear la oreja de dios
callaré y vociferarás nuevamente plegarias al unísono del llanto
alojado en lo más profundo de una arteria
nos servirá como oleoducto para llevarnos del abismo a la cima
y en la cima veremos cómo nuestros pies conducidos por el odio
se ciernen dejándonos sobre una uña mugrosa y hueca
en ese instante el terror no será distinto ni al descanso ni al alivio
y Dirás -mis labios no causaron cataclismos cuando alimentaron a los tuyos
los tuyos crearon miedo cuando se tragaron a los míos.

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